Adam Sandler, el chico bueno de la comedia estadounidense, está de vuelta en nuestras pantallas. “Cuentos que no son cuentos” (Bedtime Stories, Adam Shankman, 2008) es el filme que le devuelve esta semana a los cines de aquí después de parodiar a un agente de las fuerzas de Mossad en “No te metas con Zohan” (You Don’t Mess with the Zohan, Dennis Dugan, 2008).

Además de esta, Sandler se atrevió a casarse con un hombre pretendiendo ser gay por un beneficio económico en “Y ahora los declaro Chuck y Larry” (I Pronounce You Chuck and Larry, Dennis Dugan, 2007). “Solo tratamos de hacer una cinta simpática sin ofender a nadie”, dijo el actor en una entrevista, sobre este polémico filme.

Sandler es uno de los comediantes más importantes del cine norteamericano y además de actor, es músico, guionista y productor.

Por esto al intérprete nacido en Nueva York hace 42 años, le gusta involucrarse en los proyectos que protagoniza, más allá de la actuación, escribiendo las historias o produciéndolas. Su talento natural para la comedia fue aplaudido con tan solo 17 años cuando gracias a su hermano, realizó una actuación amateur en un bar de Boston.

Lo demás es historia y gracias a su estilo desenfadado y sarcástico, Dennis Miller lo recluta para el mítico programa de televisión “Saturday Night Live”, donde estuvo mostrando el lado más cómico de la sociedad norteamericana de 1991 a 1995.

En un caso particular dentro del cine de Hollywood, este actor elevó sus ingresos en los Estados Unidos, donde gracias al mencionado programa realizado en Nueva York, se convirtió en el comediante mejor pagado (25 millones más otros porcientos de las ganancias de sus filmes) de la industria, sin tener tanto éxito fuera de su país.