EL CASANDRA TAMBIEN ES UN SHOW
0:23En sus 25 años de entrega, el Casandra se ha distinguido por orquestar un buen show artístico que sirve de soporte para la premiación en sí y que motiva al disfrute de los presentes y los televidentes.
Casi siempre sus productores han logrado satisfacer las expectativas públicas, aunque cimentados en un patrón que poco ha cambiado y que resalta por los números musicales, discursos, diálogos de la conducción, anuncio de los ganadores, reconocimientos y “un final de impacto” o festivo que incluye la entrega de la estatuilla al gandor del Soberano. El esquema obliga al productor a trabajar con limitaciones y es precisamente cuando la creatividad de éstos se pone a prueba, ya que se produce sobre la base de un premio, no a una idea u otro concepto artístico.
En los últimos shows del Casandra se aprecia el crecimiento de las producciones, sobre todo una mayor terminación en los montajes de los números artísticos. La primera premiación se realizó en el año 1984, patrocinada por la licorera Barceló y producida por Onix Báez.
La prensa destacó que se trató de un espectáculo fuera de serie para la época. Lo que más se recuerda fue el desfile de carros viejos que se hizo para presentar a los artistas invitados. Esta primera puesta en escena contó con la participación del cantante puertorriqueño Wilkins y fue realizada en el desaparecido Teatro Olimpia.
Premios Casandra: 25 años de musicales
La última propuesta artística que se presentó en el marco de los premios Casandra es el resultado de muchos años de experiencia, quizás no acumulada por su joven productora, Edilenia Tactuk, pero sí vivida por los mismos premios que en 25 años de historia han mostrado una superación extraordinaria en cuanto a producción y propuesta de espectáculo se refiere.
Aunque los productores tienen que trabajar en base a un mismo patrón porque se trata de una premiación, no así una idea o espectáculo en sí, cada uno de ellos ha sabido expresar, en su momento, el sentir del pueblo, su música y cultura. A través de los años los ritmos musicales han sido los mismos repitiéndose la bachata y merengue. También los productores se han valido de ritmos de moda como el reguetón, rock, balada pop y la música underground.
Pero tampoco han faltado la balada, el son y el bolero.
Otro elemento muy usado es el humor. El país cuenta con grandes humoristas y con ellos han sabido sacar excelentes producciones.
La reciente entrega titulada “Un Casandra al ritmo del Caribe” supo utilizar a su favor la tecnología, en donde la luminotecnia y la escenografía se convirtieron en parte misma del show artístico, el cual estuvo presidida por ritmos urbanos, el fusón, la balada pop, la bachata y el merengue.
Una producción que logró hasta editoriales de los periódicos fue la que realizó Aidita Selman (Casandra 2004). En la propuesta de los cinco segmentos artísticos, la productora y publicista demostró que estuvo acorde con la modernidad y la tecnología, así como con el concepto visual y la reunión de figuras estelares.
Aidita no era una improvisada en los premios, había trabajado dentro de la producción en otras oportunidades.
De hecho tiene la responsabilidad de llevar a cabo la celebración este año de las bodas de plata de los premios.
Con la propuesta de Waddys Jáquez (2005) la producción artística no tuvo muchas luces. Aquí sus presentadores también fueron parte del show, y en esta oportunidad Zoé Saldaña y Freddy Ginebra no lograron una buena química; los segmentos musicales donde la bachata y el merengue pudieron lucírsela carecieron de espectacularidad, producción y emotividad.
Con el humor Dentro de las producciones del Casandra el humor ha logrado crecerse como cuando Luisito Martí hizo una excelente conducción con sus emblemáticos personajes.
Se recuerda que en una ocasión se hizo una producción dedicada al humor dominicano, En el 2002 a Roberto Salcedo le tocó conducir el premio junto a Luz García y Mariela Encarnación, el guión escrito por el actual síndico de la Capital estuvo basado en el humor, el mismo tuvo que ser interpretado por cada uno de los invitados al entregar los premios, con resultados muchas veces muy lamentables.
Otra producción que no logró las mejores críticas fue la del 2000. “El Casandra se llenó de baches, una mala coordinación, la baja calidad de los segmentos musicales y premios sorpresas caracterizaron el ceremonial.
La noche de la XVI entrega de los premios Casandra tuvo poco de espectacular.
Ni siquiera Juan Luis Guerra, la máxima expresión en el canto popular, consiguió una emotiva comunicación con el público. Cecilia García y Jochy Santos formaron una pareja que parecía perfecta y terminó siendo un fiasco con sus constantes faltas de coordinación.
UN RECUENTO DE LA HISTORIA
1987: Los números musicales que más se destacaron en este año fue la participación de la cantante lírica cubana Lina Mirabal, la poesía negroide y Maridalia Hernández, quien presentó parte de su espectáculo "Para quererte’’, una producción de Chiqui Haddad.
1988: Esta premiación se desarrolló en un ambiente artístico lleno de colorido con las presentaciones de las más variadas gamas del arte folclórico. Sonia Silvestre y Víctor Víctor interpretaron `Guavaberry’, vestidos de Guloya. Vickiana interpretó 'Baila en la calle'.
Esta producción fue basada en el carnaval dominicano.
1992: La producción de este año estuvo basada en la celebración del Quinto Centenario. Incluyó los ritmos de España, flamenco; Venezuela estuvo representado con el joropo, tumbalé. El tango de Argentina, México con su mariachi, y de República Dominicana, un popurrí de los merengues nominados.
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