LA DESICION MAS DIFICIL
0:26Cierto: la novela de Judy Picault, que no conocemos, convertida en guión por Jeremy Levon y Nick Cassavetes, el mismo que dirige el film, aborda un tema que, hasta el sol de hoy, no habíamos encontrado ni en la literatura y ni mucho menos en el cine.
Se trata, en resumidas cuentas, de las tribulaciones de toda una familia cuando una de sus hijas, Kate, sufre de leucemia, y el médico, al no encontrar compatibilidad en los miembros de la familia, sugiere a los padres tener otra hija para que, con el adecuado tratamiento, pueda ser donante y salve a la enferma.
Y así se hace. Pero, cuando la niña “guardiana” o “protectora”, Anna, alcanza los 11 años y ya ha pasado por muchos dolores y sufrimientos al tener que ser internada en numerosas ocasiones para extraerle sangre, médula, etcétera., de buenas a primeras la niña, ayudada por su hermano Jesse, decide buscarse un abogado para “enmanciparse” médicamente, o sea, para obtener un fallo de la justicia que impida que su madre la siga usando como donante. Y resulta que lo próximo a donar es nada menos que un riñón y que, de no aparecer, de no donarlo Anna, las posibilidades de morir de Kate son prácticamente seguras.
Y entonces es cuando se inicia el problema porque la madre de las niñas, Sara, no da su brazo a torcer y lleva el asunto a la justicia para que sea un juez quien decida lo que habrá de hacerse, aduciendo (Sara es abogada) que, al tener Anna sólo 11 años, no puede decidir por sí sola lo que habrá de hacer.
Ahora bien, planteado el caso de esa manera, ¿qué opinan ustedes, mis amigos del cine? Porque nosotros, en tanto observamos el desarrollo de la historia, tomamos parte por Anna, sobre todo por la tozudez de Sara.
Sin embargo, el asunto es un tanto más complicado de lo que parece a primera vista, así que, sugerimos, primero vean el film y luego opinamos.
Y, pensarán, a este Almánzar al parecer le gustó muchísimo el film. Pues, miren que no. Porque, recuerden siempre, una cosa es una historia, y otra muy diferente una película. Una película responde a criterios específicamente cinematográficos, se rige no por el contenido sino por la forma, o sea, claro que lo que se cuenta tiene importancia, pero el cómose cuenta lo es tanto o más.
Y el realizador, Nick Cassavetes, nos da la impresión de que se dejó arrastrar, embobar un tanto por lo interesante, apasionante de la historia. Cassavetes tiende a desbarrar un tanto hacia el melodrama, hacia lo cursi, y esa poco digna “cualidad” aparece una y otra vez en su relato. Pero, sobre todo, sobreabunda, desbarra haciendo que el film pierda intensidad y fuerza. Ejemplos: por lo menos dos secuencias con Jesse desambulando por las calles que, si se eliminan, nada quita a la historia.
Sí, Jesse está deprimido por lo que sucede, pero eso se hace notar en otras secuencias de grupo. La secuencia del abogado de Anna durante el juicio, con el perro molestando, luego con el abogado saliendo de la sala y su ataque de epilepsia… si se suprime, a nadie la hace falta. Y esas son apenas tres secuencias que ahora recordamos, pero no son todas, y ese final que llega dando saltos y más saltos hace que nos retorzamos en la butaca porque ya, para ese instante, todo estaba dicho.
Lo que sí es excelente es el grupo histriónico completo, desde Sofía Vassilieva (Kate) hasta Abigail Breslin (Anna), el mismo Alec Baldwin (abogado), Cameron Díaz (Sara), Jason Patric (Brian, el padre), y Evan Ellington (Jesse). Ellos salvan la película que, de otra manera, hubiera sido un ladrillo.
La decisión más difícil (My Sister’s Keeper)
Dirección: Nick Cassavetes
Guión: Jeremy Levan y
Cassavetes, sobre novela de
Judy Picault
Fotografía: Caleb Deschanel
Musicalización: Aaron Zigman
Intérpretes: Abigail Breslin,
Sofía Vassilieva, Cameron
Diaz, Jason Patric, Evan
Ellington, Alec Baldwin.
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