DOMINGO DE SON EN TIERRA DE MERENGUE
0:03Todo empezó como un juego, cuando una cuadrilla de amigos comenzó a reunirse los domingos para tocar sus instrumentos de percusión en un rincón de la Ciudad Colonial de Santo Domingo. En menos de dos años, aquel pequeño grupo se ha convertido en una gran orquesta que hace las delicias del público entre notas de son cubano, mucho baile y un ambiente de envidiable camaradería al más puro estilo caribeño.
Las mujeres se visten de gala, con pendientes y collares; los hombres lucen zapatos de dos tonos, tirantes y sombrero. Sobre una tarima las parejas bailan sin descanso, mientras el grupo Bonyé encadena sus melodías cubanas, preferiblemente son, pero también rumba, guaracha y otros ritmos de la vecina isla.
“Yo creo que, en el fondo, somos un grupo esencialmente sonero. Porque en Santo Domingo hay una vasta tradición sonera que data de hace más de un siglo”, explica a Efe Reportajes Néstor Sánchez, uno de los fundadores del grupo.
“De hecho -continúa- pienso que la forma como se baila el son en Santo Domingo y en algunas otras ciudades del país es mucho más apegada al estilo clásico tradicional, mucho más que en Cuba”.
La atracción
El calor de la tarde dominical combina bien con los ritmos caribeños. Y si se acompaña con un trago de ron o con unas buenas “frías” -como se llama coloquialmente la cerveza en República Dominicana- mucho mejor.
Los domingos del grupo Bonyé ya se han puesto de moda en la capital dominicana y comienzan a ser frecuentados no sólo por vecinos, sino también por turistas atraídos por el retumbar de los tambores y el resonar de la trompeta.
Los domingos son del grupo Bonyé
En principio, recuerda Néstor Sánchez, “lo que hacíamos entonces era tocar percusión sobre la música que sonaba en un tocadiscos. Al cabo de dos semanas un compañero trajo una guitarra, después otro trajo una trompeta y, al poco tiempo, ya teníamos un pequeño sexteto que fue expandiéndose”.
A medida que el grupo crecía, el ‘callejoncito’ se iba quedando pequeño para las dimensiones que cobraba la orquesta y los músicos tuvieron que trasladarse con sus instrumentos al antiguo convento.
El grupo
“Empezamos a trabajar con un formato de orquesta más grande. Añadimos trompetas, añadimos bajos... y, sin darnos cuenta, ya teníamos una banda de cerca de quince músicos”, que finalmente, explica, salieron del convento para no dañar el monumento con las vibraciones y comenzaron a tocar en sus escalinatas, su actual emplazamiento.
Las ruinas están ubicadas en una pequeña colina en cuya ladera la gente se sienta sobre la hierba a escuchar al grupo. No es extraño ver espectadores que llevan sus propias maracas, sus claves o su güira para acompañar a los artistas, en una suerte de concierto interactivo.
Tampoco es sorprendente encontrar entre el público a destacadas figuras de la música local que acuden a disfrutar de las evoluciones de los Bonyé como cualquier espectador. En una de las últimas sesiones, se pudo ver a Adalgisa Pantaleón, voz femenina del grupo 4-40, que capitanea Juan Luis Guerra, y una de las intérpretes más reconocidas del país. Hubo suerte, y la estrella dominicana regaló un par de temas a un público embelesado.
Gran respaldo: “Esto ha explotado. Nosotros nunca pensamos que iba a tener este respaldo tan grande. Yo pienso que, en el fondo, lo que ha sucedido, independientemente de la música, que, modestia aparte, es buena, es que la gente necesitaba un espacio así los domingos, con música gratuita, cosa ya muy extraña en estas economías de mercado” de hoy en día, precisa.
El músico, sociólogo de profesión, cree que otra de las claves de la buena acogida de estos conciertos es la necesidad de la gente “de sentirse parte de un movimiento, de un proceso, en sentido gregario...”, tan necesario en esta sociedad que cada vez nos atomiza más y nos separa a unos de otros”.
“Aquí -continúa- ya nos conocemos todos, nos respetamos, somos cómplices de esta iniciativa popular, donde prima sobre todo el gran cariño que nos tenemos y el deseo de transmitir buena música; el deseo de proyectar la cultura popular del Caribe”.
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