La vedette uruguaya Mónica Farro confesó en La pregunta animal, el programa de Gerardo Rozín, que le atraen las mujeres aunque nunca tendría una relación alguna.
"Me gustan las mujeres, me encanta la belleza de la mujer, pero sólo como fantasía, no tendría nada con una mujer, prefiero guardarme esa fantasía toda la vida".
Farro ádmitió también que le gusta hablar de sexo, "me encanta el sexo, soy muy sexual, lo vivo, lo disfruto, y no tengo problemas en hablar del tema" y hasta le contó a Rozín qué llevaba debajo del vestido cortito. "Una micro tanga. Tiene una parte de adelante mínima y atrás casi nada. La uso para sentirme contenida. Me siento más protegida. No soy de no usar bombacha", agregó.

La vedette contó que, durante las relaciones, a ella le gusta dominar y que el sexo ocupa un porcentaje muy alto en su vida.También se animó a recordar una situación extrema que vivió con un hombre.

"Una vez, nos fuimos tanto de mambo y quedé bastante marcada y con sangre en los labios… Fue un placer impresionante. Para mí el sexo es el 90% de la pareja. Ahora tengo una persona que me conoce y nos damos lo que el otro necesita".

Farro también habló de su familia y hasta lamentó no poder estar junto a su hijo, fruto de la relación con su ex marido.

"Él es adolescente, y como en el juicio de divorcio con su padre tuvo voz y voto, decidió quedarse con él en Uruguay, él alla tiene su vida, sus estudios, su deporte, juega al fútbol", relató.



"Hace dos años que no lo veo, salvo en raras excepciones. Y hablar por teléfono no es lo mismo que acostarlo a la noche y desearle que tengas buenas noches o preguntarle si tiene novia. No puedo obligarlo a venirse a vivir conmigo a la Argentina, pero me encantaría. No tenerlo es mi mayor dolor, me falta una pierna, y ese vacío no se llena con nada, ni siquiera si el día de mañana fuera millonaria y una gran estrella mundial, es un vacío que no se llena" , agregó

La vedette reconoció que su hijo se pone muy celoso cuando sale a la calle con ella y que no soporta que un hombre se de vuelta en la calle para mirarla.

"Se pone en actitud y si eso pasa, tiene ganas de pelearlo a trompadas. De hecho, ni siquiera puedo ir a sus actos escolares ni nada por el estilo", concluyó.