Vaya, que Benicio del Toro es capaz de hacer correr a buena velocidad a cualquiera que se le encuentre de noche en un callejón en penumbra, para eso no precisaba tantos pelos, colmillos y alargamiento de extremidades.

Pero, de todos modos, de lo mejor en este “remake” del otro de los años 30 son esos efectos especiales y la dirección artística, convincente con su viejo castillo y sus apretujados barrios londinenses y su campiña sembrada de monolitos que nos hicieron recordar Stonhage.

Pero el resto es más o menos lo mismo de hace más de 70 años: la maldición, el individuo contagiado con el “virus” de la licantropía, y todos, campesinos de la zona del castillo de los Talbot, Scotland Yard y cientos de indignados y aterrorizados ciudadanos ingleses declarándole la guerra al monstruo.

Hay variantes, pero no demasiado significativas, como que el infeliz Lawrence, cuando al fin descubre que está enamorado como un perro (es decir, como un lobo) de la bella Gwen (pérfida, lo rápido que olvidó a su novio anterior, el hermanito de Lawrence), no es real mente el culpable del tremendo desaguisado ( por lo menos no el único culpable), pero, como eso lo van a descubrir a media historia no creo que sea determinante en lo que a calidad se refiere, como no lo son ni Benicio ni Hopkins.

FICHA
El Hombre lobo(The Wolfman)
Dirección: Joe Johnston
Guión: Andrew Kevin Walker y David Self, sobre guión original de Curt Siodmak,1941
Fotografía: Shelly Johnson
Musicalización: Danny Elfman
Intérpretes: Benicio del Toro, Emily Blunt, Anthony Hopkins, Art Mali