Fuma un cigarrillo de espaldas al público y su figura de comic argentino se queda inmóvil, pero a pocos metros agita a un puñado de jóvenes que, a ritmo de “Ciudad de pobres corazones”, rinde un efusivo tributo de gritos al pibe más cercano a los dominicanos.

Fito Páez no convocó anteanoche toda la gente que cabía en el campo de futbol de Casa de España, pero el que tuvo el privilegio de ir lo disfrutó al máximo, con emoción, como lo hace el público que va a apoyar allí a su equipo favorito y gana.

Fito está marcado por el gol de la victoria. Su propuesta musical no falla porque resulta exquisita, coherente, vibrante, y la soporta en sus éxitos de siempre junto a una selección de sus nuevos temas, que en este caso forman parte de su reciente trabajo musical titulado “Confiá”.

Lo visual, una deslumbrante escenografía o la distracción artística que otros utilizan en su caso no son necesarios. Lo demostró en Casa de España, donde solo luces y sus siete músicos le servían de compañía en el escenario para alborotar el gentío.

Jóvenes que coreaban sus canciones no faltaron. Y más de los que puede soportar un artista que apenas suena en la radio dominicana o que va escalando posiciones en el “hit parade” generacional (porque el tiempo avanza y nuevos artistas ocupan los gustos de los muchachos de estos tiempos). Pero en el campo de fútbol las chicas del Vip (dos o tres, tampoco eran decenas) se subieron a las sillas y le demostraban todo tipo de cariño y admiración.

El público de “los tá” (30, 40, 50...) también pudo apreciar al Fito desenfadado y que, en su particular tono, debajo de un sombrerito moderno y ataviado por una camiseta sin mangas, cobijaba sus canciones.

No faltaron “Mariposa tecnicolor”, “11 y 6”, “Giro”, “Dar es dar” y “Te vi” (o “Un vestido y un amor”). Tampoco “Circo beat”, “El amor después del amor”, “Al lado del camino”, “Tiempo al tiempo” y “La ley de la vida” (estas dos últimas del disco “Confía”).