El conflicto de Irlanda del Norte y, en segundo lugar, el mundo de la realities televisivos son las pautas argumentales del trabajo de Oliver Hirschbiegel, conocido director de El hundimiento y habitual de los dramas en ambientes claustrofóbicos.

En resumen, la historia que nos presenta en Cinco minutos de gloria, es el reencuentro entre un terrorista y su víctima. El argumento una mirada diferente al consabido terrorismo existente el Ulster y desde la perspectiva de un programa de televisión, donde cinco minutos de popularidad reflexiona sobre las razones de unos y otros en el drama vivido.

No en vano, en la historia de la película han pasado 30 años desde que un miembro de la Fuerza de Voluntarios del Ulster disparará en la cabeza a un católico en Irlanda del Norte. Tras la condena el asesino acude a televisión para estrechar la mano del hermano de la víctima en un acto de reconciliación visto por millones de espectadores.

Con un excelente guión de Guy Hibbert, el filme combina un hecho inicial real, como el atentado terrorista y sus dos principales protagonista y el hecho imaginario de un reencuentro personal para imaginar el por qué y las razones de esos acontecimientos.

Para quien escribe estas líneas, la película protagonizada por Lean Neeson y James Nesbitt por un lado es una crítica destructiva a aquella televisión que con el morbo y los problemas de terceras personas quieren llenar horas de falso entretenimiento y corrosiva carnaza social.

Por otro lado, no defrauda el trabajo cinematográfico de Oliver Hirbchbiegel tiene una estructura narrativa brillante, conduce con acierto y talento la trama narrativa e intenta hacer llegar al espectador los sentimientos personales de ambos protagonistas, permitiendo que quien disfrute de la película, intente entender los motivos, los sentimientos de cada uno de los implicados en el trágico suceso.

Sensacionales protagonistas para un filme que sin el caer en los tópicos, es capaz de crear unas vibrantes emociones.
Ver Trailer