‘La ciudad de las tormentas’
0:02Sin embargo, no es bueno dejarse arrastrar por el entusiasmo, por el hecho de que nos estén dando la razón cuando casi todo el mundo se la daba a ellos, para caer en la tentación de calificar de maravilla eso que nos agrada.
Brian Helgeland es un buen guionista, es todo un profesional, y es buscado porque sabe combinar su habilidad para atraer al gran público con temas de cierta seriedad con detalles que los hacen potables, atractivos.
Y ahora, en el centro de la vorágine Obama, hasta el menor chisme sobre la funesta pareja anterior es bien aceptado. Por eso “Green zone”, porque este guión nos da la razón y se la da arroja en la cara a millones que nunca creyeron lo que estaba sucediendo: que todo en Irak, desde antes de efectuarse la invasión, estaba fríamente calculado para que casi todo el mundo se tragara el anzuelo con aquello de las famosas y tan cantaleteadas “armas de destrucción masiva” que, supuestamente, estaban en poder de un Hussein asesino listo para arrasar con el mundo democrático.
Y eso, tan agradable y satisfactorio ahora, en manos v de un buen director como es Paul Greengrass, da como resultado un film trepidante y muy entretenido.
Pero no todo lo que brilla es oro. Por ejemplo, por bueno que sea Greengrass esa penúltima secuencia, la de Millar buscando afanoso al General Rawi mientras los servicios secretos del Pentágono los buscan a ambos para desfenestrarles, resulta más que confusa. Tenemos a Rawi y sus hombres por un lado, a Millar y a su “intérprete” por otro, a los del Pentágono localizándoles, todo en la oscuridad, mientras encima de todos un helicóptero señala las ubicaciones de los buscados. Pero, repetimos, todo en la oscuridad de un barrio pobre de Bagdad, de manera que pasan los minutos y durante ellos muchas, muchas veces no sabemos con certidumbre quién es quién en la batahola que se forma, apenas sí cuando se encuentran dentro de una habitación Rawi y Millar, luego vuelve el pandemonium al salir todos a las calles en penumbras, y volvemos a saber lo que está sucediendo cuando vemos a Millar y Rawi y luego a Sayyed, el presunto “intérprete”.
Además, viene otro problema, esta vez con la historia y su resolución: como poner a Rawi en manos de Millar y enfrentarle al mundo no es posible, porque eso hubiera cambiado el curso de la historia, entonces Helgeland se saca un as de la manga y nos brinda una solución un tanto rebuscada pero, sobre todo, alambicada y trunca.
Las historias basadas en la vida real pueden resultar problemáticas precisamente porque la Historia, así, con mayúscula, no puede ser re-escrita a antojos de cualquier guionista para complacer a quienes nos hubiera gustado de otra manera que la sucedida y ya vivida.
De todos modos, es interesante “Green zone”, está más o menos bien actuada por ese Matt Damon no demasiado creíble por querer ser más héroe que cualquier oficial en la dura realidad de una guerra. Los demás personajes son prototipos, puros clichés calcados de historias anteriores: el hombre del Pentágono, tal malote él, el CIA honesto (¿?), la reportera agresiva, el “patriota” irakí... nada para destacar, como tampoco destacamos gran cosa este film.
FICHA
La ciudad de las tormentas (Green zone)
Dirección: Paul Greengrass
Guión: Brian Helgeland, sobre
libro de Rajiv Chandrasekaran
Fotografía: Barry Ackroyd
Musicalización: John Powell
Intérpretes: Matt Damon,
Brendan Gleeson, Grez
Kinnear, Said Feraz, Nicoye
Banks, Amy Ryan, Yigal Naor.
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