Como antes señalamos, este film es un “re-make” de otro con el mismo título, con el mismo guión del mismísimo individuo, Dean Craig, quien, pensando en su bolsillo, lo hizo nada menos que para una compañía formada por cuatro naciones: USA, Reino Unido, Alemania y Holanda, y dirigido por Frank Oz.

Las diferencias, a pesar de ser la misma historia con el mismo guionista, es que se escribió para rodarlo en Inglaterra bajo la mano de un director inglés, o sea, un punto de vista británico desde el punto de vista de la historia, los personajes y el realizador.

Y habría que recordar que, desde tiempos inmemoriables, los ingleses han sido los mejores, muy superiores en la creación del llamado humor negro, un subgénero de la comedia en el que se juega con la muerte, la sangre y las situaciones enfadosas y duras por las que pasan los personajes.

Entonces, para empezar, como ahora en Hollywood no se pueden hacer películas sin que los intérpretes negros no tengan participación importante, ahora el muerto es negro, y casi todos los personajes principales, por supuesto, también lo son.

Pero eso ninguna importancia tendría si no es por el hecho evidente de que, a pesar de ser el mismo guión con el mismo guionista, ahora las situaciones resultan más forzadas que en la versión original, en especial en el departamento histriónico.

Siguiendo su estilo promocional, Hollywood, desde el instante mismo en que un actor o actriz se torna popular en alguna serie de TV, de inmediato lo meten a la fuerza en cualquier película. Por eso hemos visto a Tracy Morgan (30 rock) hace poco en una comedia burda, por eso ahora se la pasa dando chillidos en la presente como Newman. Y ahora tenemos, para su suerte, a Zoe Saldaña hasta en la sopa porque está “pegada”, y ella es Elaine, la novia-amante de Oscar, el chico blanco que no le cae bien a su padre de ella (¿acaso porque es blanco?, aunque su preferido también lo es, y entonces usted, como espectador, no sabe a qué atenerse).

Claro, si usted va a ver esta comedia le aseguramos que se habrá de reír porque tiene muchas situaciones cómicas y, sobre todo, porque no tuvo la suerte de ver la original a pesar de que apenas tiene tres años de estrenada pero, como no es un producto genuino de Hollywood, por estos lados no se estrenó en nuestras salas de cine.

Sí les podemos asegurar que, si la consiguen, comprobarán que la interpretación conjunta de la original, a pesar de no contar con nombres rutilantes (repite ahora el pequeño Peter Dinklage, el único algo conocido es Rupert Graves), es cien veces mejor que la presente porque Chris Rock, Tracy Morgan, Luke Wilson y Martin Lawrence no son precisamente dignos de la galería histriónica universal. Y no mencionen a Danny Glover, pobrecillo, que anda de palo pa’leña.

Además, por si acaso, siquiera insinuar comparaciones entre Frank Oz y Neil La Bute es un anatema que puede acarrear condenas diversas en el mundo del gran cine.

FICHA
Muerte en el funeral (Death at a funeral)
Dirección: Neil LaBute
Guión: Dean Craig Fotografía: Rogier Stoffers
Musicalización: Christophe Beck
Intérpretes: Martin Lawrence, Chris Rock, Zoe Saldaña, Tracy Morgan, Luke Wilson, Peter Dinklage, Danny Glover, James Mariden.
Clasificación: Dirección: 3; Actuaciones: 2; Guión: 2; Sonido: 2