CONCHA BUIKA SEDUCE A LONDRE
0:04Sin prisa, pero sin pausa; despacio, pero con paso decidido, Concha Buika va conquistando territorios. La cantante mallorquina ha llevado ya sus anzuelos a ciudades como París -en mayo se presentará en la legendaria sala La Cigale, donde también actuarán este año artistas como Sheryl Crow o Stacey Ken- México y Nueva Cork). Londres ha sido la nueva conquista, a tenor de la respuesta entusiasta del público que acudió a verla el viernes a otro escenario legendario, el del Sadler´s Wells de la capital británica.
Ha sido el Flamenco Festival de Londres (hermano menor del de Nueva York, e hijos los dos de un mismo padre, el promotor Miguel Marín) quien ha propiciado el debut en Londres de Concha Buika. Su inclusión en una programación que reúne a artistas como María Pagés, Israel Galván o los Farruco es una sincera declaración de intenciones por parte del certamen, empeñado en borrar cualquier atisbo de frontera artística y en mostrar las infinitas caras de ese poliédrico prisma que es el arte flamenco.
En cualquier caso, a Concha Buika es imposible clasificarla. En la historia de la música española hay que abrir un párrafo aparte para referirse a esta cantante, que araña con igual furor las coplas más clásicas o las más manidas rancheras, que es capaz de esparcir sus malabarismos vocales por tangos establecidos o por canciones arrancadas de su propia vida. La voz de Concha Buika es lluvia ligera y tormenta, puede ser tímida o imperativa. Emerge envuelta en la niebla y camina por ella con seguridad, con un colorido extraordinario, anclada en una personalidad firme e inimitable.
Concha Buika -que en unas semanas sacará su nuevo disco al mercado, y que ha puesto voz a algunos temas de la esperada película «Manolete»- ofreció al público de Londres alguno de los temas básicos de su repertorio, desde «Mi niña Lola» a «Nostalgias», desde «Volver, volver» a «Ojos verdes», cantada ya desde el reposo de los bises y a capella, sin el apoyo de sus cuatro músicos (donde sobresale un excelente pianista, Melón).
Al público tampoco le hicieron falta para brindarle, también a capella, una gran ovación y un mar de bravos, también a capella.
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