El pecho pertenecía a Carmit Bachar, quien ya no forma parte del grupo musical, mientras que Ashley Roberts eligió unos pantalones demasiado cortos que dejaban ver su ropa interior.

En agosto pasado, la municipalidad de Suban Jaya, donde se celebró el concierto, ya había multado con 2.725 dólares (unos 1.730 euros) a los organizadores por la "actuación indecente" del grupo, considerado la versión estadounidense de las Spice Girls.

"Las Pussycat Dolls son culpables de comportamiento sexualmente indecente en el escenario", dijo en su día Abdul Rhaman, del Consejo Municipal de Subang Jaya.

El responsable municipal incluyó en ese comportamiento tanto a la coreografía y gestos como a las "llamativas prendas" utilizadas por el grupo.

La reacción de la Alcaldía llegó tras las críticas del ministro de Cultura y Arte, Rais Yatim, por autorizar el concierto, en el que, en su opinión, las Pussycat Dolls actuaron "casi sin ropa" y "de forma excesivamente sensual".

Malasia está considerado un país musulmán moderado, pero mantiene una estricta censura sobre películas, espectáculos y programas de televisión.

Según las normas islámicas, las mujeres deben cubrirse desde los hombros hasta las rodillas durante los conciertos y está prohibido saltar y tirar objetos en el escenario.

El año pasado, la artista Beyoncé Knowles canceló su actuación en Kuala Lumpur y Gwen Stefani, ex líder de No Doubt, tuvo que someterse a las normas de vestuario impuestas por las autoridades religiosas.