MICHELLE PFEIFFER, HERMOSA Y EXTREMADAMENTE SEXY A LOS 50

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Es casi increíble que Michelle Pfeiffer tenga 50 años, porque sigue siendo hermosa y extremadamente sexy. Apenas tiene un par de arrugas de sonreír en su tez de porcelana y un par de kilos más. La ironía es que esta actriz tuvo que luchar duro en Hollywood para ser tenida en cuenta por su talento y no sólo por su aspecto físico.

Al final lo consiguió, y al llegar al medio siglo (que cumple este martes 29 de abril) es considerada junto con Greta Garbo o Lauren Bacall como una de las grandes estrellas de Hollywood, incluso aunque intenta evadirse el bullicio de la fábrica de sueños estadounidense.
En la pantalla fue compañera de reparto de los hombres más deseados: George Clooney, Robert Redford, Harrison Ford, Jack Nicholson, John Travolta y John Malkovich.
Obtuvo seis nominaciones a los Golden Globe y tres a los Oscar (aunque nunca se ha llevado hasta ahora la ansiada estatuilla). "He logrado mis objetivos", afirmó hace poco. "Tengo éxito en mi trabajo.
Y tengo una maravillosa familia, amigos geniales".
Pese a ello, no invitará a nadie a su fiesta de cumpleaños. "Todo eso me parece muy estresante", asegura. Pfeiffer, hija de un operario, creció como una autÙntica "beachgirl" californiana y en su juventud experimentó con drogas y tuvo muchas relaciones con hombres. Aprendió estenografía para poder ser taquígrafa en un juzgado y para ganarse la vida trabajó como cajera de supermercado.
Su elección como "Miss Los Angeles" le allanó finalmente el camino en el mundo del entretenimiento, y en 1983 consiguió dar el gran salto junto a Al Pacino como la esposa de un gángster adicta a la cocaína en "Scarface", el clásico de Brian de Palma.
Después del éxito cosechado como una de las tres protagonistas de "Las brujas de Eastwick" (1987), un año después se convirtió en la víctima de la seducción en "Amistades peligrosas" (Dangerous Liaisons), de Stephen Frears. El film es hasta hoy el favorito de la actriz, que recibió gracias a él su primera nominación al Oscar.
Las otras dos fueron por "Los fabulosos Baker Boys" (1989) y por su papel como la ingenua ama de casa en el drama racial "Love Field" (1993).
De forma paralela, su apariencia física estuvo siempre en primer plano. En la primera edición de la revista "People" acerca de los 50 más bellos del mundo, Pfeiffer ocupó los primeros puestos y fue portada. Desde entonces tiene un lugar asegurado en las encuestas.
Su belleza recibió incluso una explicación "científica": cuando el cirujano plástico estadounidense Stephen Marquardt desarrolló en 2001 una fórmula para las más bellas proporciones del rostro humano, se estableció que Pfeiffer las cumplía más que ninguna otra. Una y otra vez corren rumores de que se ha hecho "retoques" artificiales.
"Espero no tener que recurrir a ello", afirma ella.
Y eso pese a que esta californiana no siempre fue la más bella. En la escuela se burlaban de su torpeza, de su gran boca y porque caminaba como un pato, y le pusieron como sobrenombre "Michelle Mudturtle" (Michelle la Tortuga).
Al parecer a la actriz le gusta el sobrenombre, porque una tortuga siempre puede retirarse a su casa, una posibilidad que como famosa echa mucho de menos. "Actúo gratis", asegura, "pero exijo un salario por todas las molestias que implica ser una persona pública".
Por ello casi no hay datos sobre su vida privada. Desde hace 15 años está casada en segundas nupcias con el galardonado guionista y productor de TV David Kelley. "El hombre más maravilloso que conozco", afirma hasta hoy.
La pareja tiene un hijo y una niña negra adoptada. Pfeiffer había adoptado a la pequeña poco antes de conocer a Kelley, porque no quería esperar a encontrar al "hombre perfecto" para tener un hijo.
La actriz asegura que consigue compaginar bien trabajo y familia.
"Pero si tuviera que elegir, apostaría por mi familia".

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