Xiomara Fortuna no se detiene. Su desarrollo musical se vierte entre caudales de cambios musicales y fusión, nutriendo así las aguas de su repertorio musical y su solemne imagen. Para esta etapa de su vida ha cambiado la cabeza rapada de su exitoso disco “Kumbajei” (1999), por un pelo rizo que se alarga tres pulgadas por encima de su cabeza. La transformación la define como una transición y el pelo como su manifestación física.

Y es que la cantautora de ritmos de palo y tambor siente el proyecto de reinvención de un artista como una necesidad acorde con las experiencias que lo rodean. “El artista se define según su estado de ánimo, lo que está viviendo socialmente; porque no somos ajenos a lo que pasa a nuestro alrededor”, explicó.

Los años y su filosofía le hacen ver la vida “con un poquito más de conciencia de que estamos aquí, y de que podemos faltar en algún momento”. Un reciente quebranto de salud relacionado con el corazón inspiran en estos días sus composiciones entremezclando pensamientos sobre la vida, la muerte y el significado de estar.

Autodidacta
La fortuna creativa vive realmente dentro de Fortuna. La artista siente una ferviente inclinación hacia la originalidad, y por ello es totalmente autodidacta. La inspiración es un momento breve y eficaz de total fluidez donde las canciones vienen completas, “incluso con su concepto de arreglo”. “Es como si yo fuera un canal donde se echa agua y se va por un cauce. Todo viene junto en minutos”, narró.

Sin embargo para la artista, quien canta desde 1974, la base de todo este desborde de pasión son los tambores. Dijo que en ocasiones ha intentado desarrollar conceptos de banda solo con tríos de guitarra, batería y bajo. “Pero -prosiguió- la música mía está gacha si no tengo los tambores porque esa es mi fuente de motivación. Somos caribeños, nuestro país es rico en música a base de tambores y es una música virgen de la cual se pueden hacer muchas cosas”.

El proyecto
Sin patrocinio de ningún particular, el más reciente proyecto de Xiomara Fortuna envuelve la batería, el bajo, la guitarra y la percusión. Los integrantes de su banda “SinHora” son ya reconocidos artistas dominicanos, que se adaptan a las composiciones que la vocalista crea completamente de oído.

Junto a Xiomara Fortuna, Otoniel Nicolás, Yasser Tejeda, José Padua, Raúl Sánchez y Enrique (Quique) Saavedra producen música contemporánea a partir de la música de raíz con mezclas de jazz, ritmos brasileños, africanos y árabes.

De igual forma, manteniéndose al día con el desarrollo musical contemporáneo, “desde una perspectiva seria y honesta dentro de la música”, Xiomara Fortuna ha trabajado con elementos de rock, los cuales se verán plasmados en sus próximas producciones, pautadas para mediados de año.

Juntos por el gagá
Desde los años 80, la cantautora autodidacta se ha dedicado a estudiar, junto con su carrera en Historia del arte, la música de raíz dominicana, siendo sus primeros pasos con la profesora June Rosenberg, antropóloga pionera en el estudio de los bateyes. Su amor por la música nació de esos roces con la realidad y la investigación.

Desde entonces ha compartido información, canciones, escenarios, y más que todo amistad, con artistas dedicados al gagá, como Roldán y Duluc. Junto a ellos ha organizado varios colectivos de trabajo culturales, tal y como el colectivo Valla Onda y Artistas por el Gagá.

Expresó sentirse muy orgullosa de que el cuidadoso y casi académico estudio de nuestra música esté inspirando a generaciones más jóvenes que hoy en día mezclan sus propios géneros con ritmos que ella y otros artistas como Roldán y Duluc ya han explorado.

Esto se debe a que no solamente se está conservando una importante pero denigrada tradición musical de nuestro país, sino que el mensaje social que acompaña la música de raíz también transciende en el tiempo.

Y es que para Xiomara Fortuna, cuyas influencias vienen de las cantantes negras Mercedes Sosa y Nina Simone, una canción que no lleve a la reflexión no tiene mucho sentido. Algunos de los temas que compone hablan de la condición de la mujer en la sociedad y el racismo.

Artistas vendidos
Su mayor indignación es la injusticia social, y más cuando ésta envuelve la música. Le duele que artistas de renombre en nuestro país, artistas a los que ha admirado, vendan su conciencia y su talento a partidos políticos, que a la larga solo deterioran su imagen frente al público. “Yo entiendo que los artistas deben hacer su trabajo como artistas y no involucrarse de la manera en que se involucran aquí.

Porque está bien claro que hay una compra en efectivo y grandiosa de los valores de ese artista”, denunció.

Sin embargo, con su propia carrera, Xiomara Fortuna cree que el pueblo dominicano también está en un período de transición. “A pesar de todo, tenemos un pueblo sano que en algún momento reaccionará y tenemos que confiar en ello. Estamos en una transición, incluyéndome yo”.