Es de color negro, cara blanca, enormes zapatos de payaso y con unas orejas rígidas y redondas. Sin embargo, para sus admiradores que han crecido admirándole, Mickey Mouse es una leyenda desde su primera aparición el 18 de noviembre de 1928 en la sala del Colony Teather de Nueva York (EE. UU.).
Dibujado con trazos sencillos por el celebérrimo Walt Disney, quien le puso su voz durante 20 años, el ratón más famoso de la historia entraba en escena en el corto de animación “Steamboat Willie”.
Al año siguiente de este estreno no menos espectacular, Mickey Mouse protagonizó 21 cortos, que se proyectaron en multitud de salas de cine estadounidense, sobre todo en las sesiones de los fines de semana, que aprovechaban los niños para vivir sus sueños infantiles en un país que comenzaba una dura década con la gran depresión económica encima.

Convertido en el personaje más querido y famoso de EE. UU., Mickey alcanzó su época dorada en los años treinta, cuando protagonizó 87 películas, en las que se podía ver a Mickey encarnando personajes como bombero, vaquero, inventor, detective, plomero, entre otros muchos papeles.

A partir de 1940, Mickey Mouse deja de ser la estrella de las producciones Disney, para dar paso a otros personajes como el mordaz y malintencionado Pato Donald o el desgarbado Tribilín (Gooffy). Para devolverle el protagonismo perdido, la factoría Disney produjo “Fantasía”, una de sus películas más innovadoras y comprometidas, estrenada el 13 de noviembre de 1940, que incluía varias piezas famosas de música clásica y cuyo espectáculo cierra, en la actualidad, cada día cada uno de los parques de Disneyland.

Desde entonces, Mickey Mouse ha ido evolucionando: se ha reducido su nariz y ha engordado un poco. Además, en vez de dos puntos negros en la cara, tiene ahora pupilas y cejas. El simpático roedor pasó de ser un torbellino, un ser activo, bromista, a un personaje bondadoso, afable y preocupado por sus amigos.

Polémica
La historia del ratón más famoso de la factoría Disney empezó con un viaje en tren de su creador desde Nueva York a Los Ángeles en 1928. Durante el trayecto, Walt Disney, que viajaba con su mujer, Lliane, tuvo una gran idea.

“Tenía al ratón en mi cabeza. Un ratón es un personaje simpático a pesar de que todo el mundo tiene miedo a los ratones, incluido yo mismo”, comentó el caricaturista en alguna ocasión.

Aparte de tener la idea, Disney quería llamar a su personaje Mortimer, aunque finalmente su esposa le propuso el nombre de Mickey, que el genio aceptó. Si los primeros trazos sencillos fueron obra de Disney, hizo falta otra mano, la de su amigo Ub Iwerks, para llevar a cabo las tiras a toda velocidad.

Así fue concebida la figura emblemática, protagonista no sólo de revistas, series de televisión y series animados, sino también objeto de una estudiada operación de marketing que se ha traducido en la venta masiva de objetos con su imagen.