YMA SUMAC, EL ADIOS A UNA GRAN LEYENDA
1:04Gilberto Santa Rosa describió a su madre, Ana María Cortés Rodríguez, fallecida ayer, como su “mayor inspiración como artista” y la que le inculcó a escuchar la música del fenecido cantante boricua Tito Rodríguez (1923-1972).
El intérprete de “Camínalo”, “Amor mío no te vayas” y “Vivir sin ella”, dijo en un comunicado de prensa que es “un momento difícil para toda nuestra familia”, tras la muerte de su madre, quien fuera “el centro de nuestro hogar”.
La progenitora del llamado “Caballero de la salsa” murió a los 70 años de edad esta madrugada en el hospital Pavía del sector capitalino de Santurce, donde llevaba varias semanas internada por circunstancias que no se detallaron.
“De ella recibimos los consejos más sabios de nuestras vidas y en mi caso, ella fue vital en mi formación como padre, como artista y, lo más importante, como ser humano. Doy gracias a Dios porque me concedió la oportunidad de disfrutarla hasta su último momento y que ella también disfrutara de mis logros como artista”, dijo.
El artista añadió que todo lo que es se lo debe “a ella y a mi padre. Su fortaleza aún en sus momentos más complicados de salud, fue admirable, al igual que su sentido de preocupación por los demás”. Los Ángeles/dpa.- Para los expertos, la voz de la peruana Yma Súmac, que se apagó el sábado tras 86 años de vida y 73 de carrera profesional, fue una de las más bellas y poderosas que haya tenido mujer alguna en la historia de la música.
La voz de la “Canora Peruana” lograba registros sin precedentes que abarcaban las cinco octavas. En un solo tema y en cuestión de segundos podía pasar de los tonos de soprano coloratura hasta los bajos más graves. Algo que según los expertos sólo fue posible, al margen del entrenamiento, por un prodigio de la naturaleza.
Quizás Yma Súmac, que se llamaba Zoila Augusta Chávarri, pero se hizo conocida mundialmente con ese nombre artístico que significa en quechua “la más linda”, llegó al mundo con un karma especial. Según investigaciones que ella misma documentó, era nada menos que descendiente directa de Atahualpa, el último emperador inca.
Zoila Augusta tenía 13 años cuando hizo una presentación casi familiar en el pequeño pueblo andino de Ichocán, el mismo que la vio nacer el 10 de septiembre de 1922. Según la leyenda, en el acto estaba por casualidad un funcionario del gobierno, quien notificó al Ministerio de Educación sobre la existencia de un portento.
Comenzó así una carrera que la hizo inmediatamente popular en Perú. Poco después los países vecinos, y Argentina y México, solicitaron su presencia. En la década de 1940 Estados Unidos cayó seducido y, tras una época en Nueva York, en 1950 se instaló en Los Ángeles, ciudad en la que el sábado sucumbió ante un cáncer de colon, según anunciaron hoy sus representantes.
Aunque su voz parecía diseñada para lo clásico, Súmac no se quedó sólo en ese campo. De la mano de su entonces esposo, el músico peruano Moisés Vivanco, incursionó en los géneros de la época, mambo incluido, y, vestida siempre a semejanza de una emperatriz inca, engalanó la música andina con arreglos para entonces muy modernos.
En las décadas siguientes su vida transcurrió en escenarios del mundo, incluidos los soviéticos, a los que llegó por pedido directo de Nikita Kruschev. Pocos grandes países se quedaron sin ver su exótica belleza indígena y sin oír en directo su voz privilegiada.
Radicada durante 60 años en Estados Unidos, la diva nunca olvidó a su Perú. Cuando ya anciana viajó en 2004 para recibir homenajes del gobierno, era evidente la nostalgia de quien tal vez presentía que no regresaría jamás.
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