THAIS BLUME EN LA REVISTA MAN

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La ves aquí, tan sexy, tan atrevida, pero tan buena chica a la vez, y cuesta imaginársela subida a un escenario de garito, como cantante punk. Pero también ésa es, o fue, la Thais Blume (Barcelona, 1984) que hoy triunfa en el bombazo de Telecinco Sin tetas no hay paraíso. Aquella chica que hacía punk con su grupo Mojando bragas hoy guarda las formas: “No puedo decir mis versos favoritos... Eran muy ordinarios”. Al menos de aquella etapa le queda el recuerdo de la libertad que dan los escenarios y que hoy no tienen, por ejemplo, los photocalls de las presentaciones.

Ella quería ser artista. Lo tenía claro. Con menos de cinco años, cuenta, “ya organizaba bailes y obras de teatro para que mi familia y mis amigos me vieran”. Después, delante de la televisión, descubrió las falditas y los tupés alocados de Grease, el sensual baile final de Dirty Dancing, incluso a la ballena Willy saltando por encima del niño… Tres escenas que la marcaron y que hoy recuerda. Así se hizo actriz.

Teatro, mucho teatro y musicales han forjado sus primeros años de carrera. Hasta que se cruzó en su camino el papel de Cris, una actriz porno, en la serie de televisión. Y ahora Thais va lanzada… aunque con ciertas cautelas. Por ejemplo, dada la profesión de su personaje, la actriz llama antes a su familia para explicarles lo que verán. ¿Y no da eso más corte? “No, porque precisamente les explico las escenas para que pierdan importancia cuando las vean... y que se rían pensando en la experiencia con el equipo grabando la secuencia”. Aún así, para disgusto de sus admiradores, Thais trabaja con una doble para las escenas de cuerpo y desnudos, aunque ella afirma que no le importa “enseñar o fingir siempre y cuando esté todo justificado por un guión y por un personaje dentro de ese guión”.

La barcelonesa, que vive en Madrid, no suelta prenda sobre nuevos proyectos a la vista. “Soy muy supersticiosa”, se excusa. Mientras eso llega, capea los efectos secundarios de la fama televisiva: “No soporto que me sigan, ni que me hagan fotos de mi vida privada. A la gente no le importa si compro sandía o pollo”. El éxito de Sin tetas... ha arrastrado a todo el reparto ante los objetivos de los paparazzi. A Thais también, sacándole, como dice “novios ficticios”.

“Optimista, cachonda, tozuda, impulsiva, algo caprichosa, respetuosa y con mal carácter cuando me tocan las narices”, según se define, la guapa actriz parece, ante todo, cauta, tal vez demasiado. No repite los versos punks y afirma haber dejado “aparcado el arte de la seducción”. Con esos ojos, con ese cuerpo… Incluso cuando le preguntamos cómo sería una noche loca para ella habla de “pillar un billete de tren con mis amigos sin saber el destino” y acabar “en un pueblo de la costa riendo mucho y con un baño en la playa esperando a ver la salida del sol”. Muy bonito, sí, pero de morbo, un tanto escaso el guión... Y, para acabar, la típica: ¿en este mundillo, sin tetas no hay paraíso? “No, no es una cuestión de tallas. Son más importantes otras cosas.

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