Bien, lo primero es admitir que nunca nos ha gustado gran cosa el género del terror fantástico, salvo honrosas excepciones.
Lo segundo es que, a pesar de ello, nos han gustado varias de las películas de Sam Raimi, algunas de ellas pertenecientes a ese género, algunas un tanto, otras mucho más: “The Evil Dead” es, para nosotros, un buen ejemplo de cine, y “Darkman”, un filme que nos dejó más que satisfechos.
Ambas, de todos modos, son ejercicios en ese estilo de Raimi que pocos, por no decir ninguno en estas últimas décadas, han sabido llevar adelante con eficacia y seguridad. “Spider- Man” es buen cine, pero no se puede incluir en su peculiar estilo, y “A Simple Plan” es un excelente filme pero ni siquiera se acerca a la temática y la línea propia del autor.

Y ahora, “Drag Me To Hell”.

Otra confesión: cuando vimos el afiche de esta película en el vestíbulo del Bella Vista lo que nos llegó a la mente fue el presentimiento de un formidable “clavo”.

Claro, no habíamos advertido el nombre del director.

Y ahora sí, ahora vimos la película y nos dejó clavados en nuestra butaca, aparte de que, cuando ya creíamos llegado el final, entonces… ¡plaf!, de nuevo que Raimi nos sorprende y nos sigue demostrando que sabe a perfección lo que tiene entre manos.

El guión, escrito por el mismo Raimi y su hermano mayor, Iván, sigue la línea normal de este tipo de cine: Christine Brown es encargada de préstamos de un banco, rivaliza con otro por el puesto de subgerente y, cuando una anciana perfectamente horrible le suplica por una prórroga de su préstamos para que no le quiten su hogar, ella, para quedar bien con el gerente, se lo niega.

Y entonces viene el problema: la anciana gitana le lanza una maldición y, de ese instante en adelante, la vida de Christine se convertirá en un infierno con la anciana atacándola, con seres demoníacos aterrorizándola sin dejarla en paz casi en ningún momento.

Dirán que eso es lo consabido, que es algo reiterativo, que se ha hecho docenas de veces.

Es posible. Pero no de la mano de Raimi.

Porque, para empezar, a pesar de ese continuado terror, de esos seres endemoniados, hay unos toques de buen humor que se deslizan subrepticios aquí y allá que dan un toque diferente a la historia.

Pero, además, está esa banda sonora, no solamente la excelente y sobrecogedora partitura de Peter Deming, sino los sonidos, esos peculiares ruidos creados para servir de marco ambiental terrorífico y que pululan durante casi todo el desarrollo de la historia oprimiendo la mente cada vez más desquiciada de la chica.

Y es la edición, edición de imágenes y sonidos que te lleva en andas haciendo que la narración se deslice con tanta suavidad, suavidad interrumpida por esos relámpagos de miedo que surgen a cada instante y que no nos dejan descansar hasta alcanzar un final que es un choque formidable y un remate preciso y sorprendente de una historia en la que no lo esperábamos.

Porque todos queremos que el bien triunfe.

Pero eso no es casi nunca posible… en este mundo.

FICHA DE EVALUACIÓN

Arrástrame al infierno
(Drag me to hell)
Dirección: Sam Raimi
Guión: Sam e Iván Raimi
Fotografía: Peter Deming
Musicalización: Christiopher Young
Intérpretes: Alison Lohman,
Justin Long, Lorna Raver,
Dileep Rao, David Paymer,
Adriana Barraza.