PREMIOS Y APLAUSOS PARA EL MISMISIMO RAPHAEL

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La reverencia del público cibaeño se palpó anteanoche cuanto Raphael se asomó a la platea del Centro Español. La promesa de disfrutar el concierto “Raphael Tour 50 años después” , difundida por Producciones Sonar, fue cumplida sin escollos de audio.
Todo lo contrario. El sistema de sonido permitió disfrutar un espléndido recital a piano, identificado por el dramatismo y el clásico ritual de las presentaciones del cantante nacido en Linares, España.

Antecedido por la cantante Fátima Franco, el artista se valió de tres pantallas para reflejar una cabalgata artística que le ha paseado por escenarios de distintas dimensiones, cantar cientos de canciones, actuar en cine y, sobre todo, bordar los gestos de su estilo en la legión de millones de seguidores.

Con la canción “Caminante” versos grabados junto a Serrat en el disco “Raphael: 50 años después”, inició el concierto musicalizado por el piano del argentino Juan Coacci, que incluyó más de 30 canciones, tres de las que hizo a dúo con Serrat, Alejandro Sanz (“La Fuerza del corazón”) y Joaquin Sabina para el disco que promociona.

Con el efecto luciérnagas simbolizando la noche, la ceremoniosidad del canto de Raphael fluyó en las canciones “Provocación”, “Escándalo”’ “Mi gran noche”, “Cierro mis ojos”,”¿Qué tal te va sin mí?”, “En carne viva”, “Digan lo que digan”, “Llorona”, entre otras.

Su felicidad
“Estoy feliz de estar aquí, donde sé que tanto se me aprecia desde el principio”, dijo al presentar lo que denominó “mis primeros cincuenta años en el escenario”.

Con la corbata suelta aseguró que sus imitadores no le han dado ‘un dólar por derechos de autor”.

La selección de fotografías proyectadas conectaron al público con la larga y fructífera carrera. Un efecto que agradó fue la interpretación de un tema combinado con un antiguo video que le reflejaba el brillo de su juventud.

El mismo efecto se logró en el homenaje a la extinta diva Rocio Dúrcal, con quien, gracias a la tecnología vocalizó, ante la admiración del público, las estrofas de “Cómo han pasado los años”.

Raphael dio vueltas, salía y entraba al escenario. Sentado, con sombrero y a capella, el artista cantó muchísimo.

Le faltó “Toco madera”...

El público, satisfecho, no se lo echó en cara.

Debajo de una lluvia de pétalos, el cantante de voz intacta, lució fenomenal.

Las casi siete décadas le pesan poco. Raphael tributó su histrionismo durante dos horas y media. “Yo sigo siendo aquel”, composición de José Luis Perales, le sirvió para despedirse y agradecer las constantes ovaciones del público que le regaló, aparte de su corazón, la bandera nacional.

LA DISTINCIÓN DE LA ALCALDÍA CAPITALINA

LA ENTREGA: El Ayuntamiento del Distrito Nacional entregó ayer el Escudo Heráldico de la Ciudad y declaró Huésped Distinguido de la ciudad de Santo Domingo a Rafael Miguel Martos Sánchez (Raphael).

El síndico Roberto Salcedo definió a Raphael como “la máxima expresión artística de Iberoamérica” porque ha permanecido en el gusto de la gente durante 50 años.

Afirmó que Raphael cautivó a todos “y de ese momento a esta parte ha sido un hijo de esta tierra porque todos de alguna manera hemos cantado, disfrutado y vivido no sólo su canto, sino también su capacidad histriónica que encierra su figura”

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