Hemos visto el corto de 25 minutos “El fallo”, una historia original de Wenceslao Guerrero y Héctor Manuel Valdez, dirigido por el mismo Valdez.
No vamos a decir que se trata de un trabajo maravilloso, pero, eso sí, revela que hay jóvenes que están trabajando con tesón para abrirse paso en el mundo de nuestro cine. Se esfuerzan con enorme dedicación y, contrario a los veteranos que hacen perfectos disparates y se aplauden a sí mismos porque sus bodrios, algunos de ellos, recaudan mucho dinero, no se conforman con lo que han hecho para empezar y planean estudios intensivos de cine.

O sea, que este corto, como el que hiciera José María Cabral, constituyen, ambos, las pruebas que se hacen a sí mismos estos noveles realizadores.

Y “El fallo” cuenta una historia interesante: la de un juez veterano que ha caído en la dipsomanía aplastado por el recuerdo de su pasado y que trata, inútilmente, de remediar su culpa con la que fuera su esposa.

Ofrece detalles interesantes en su puesta en escena, cuenta con buenos momentos en la fotografía de Frankie Báez, puede pecar a ratos de ingenua, pero la idea de la edición es interesante, y lo mismo sucede con detalles de la musicalización.

El ya veteranísimo Franklyn Domínguez es la figura central de la historia en su rol de juez amargado, estragado por los tragos, sumido en su amargura interna, y sale bien librado.

Sabemos que Héctor Manuel Valdez se dispone a ir a USA a estudiar a conciencia cine. Confiamos en que, cuando vuelva de allí, nos brinde un cine de más categoría que ese que vemos por estos lados casi todo el tiempo.