Pasaron el jueves, por Buenos Aires en vuelo rasante; apenas unas pocas horas, tan solo para promocionar la gira que emprenderán por este país en pocos días más. Visitaron un programa de televisión, pero luego los organizadores del marquetin tuvieron la original idea de ir a una emisora radial en donde a Wisin y Yandel los ubicaron frente al ingreso de la misma, sentados junto a una mesa, bien cerca del micrófono y frente a la gente… ¡en plena calle céntrica de la ciudad! Como ya se había dado aviso del evento, cientos de jóvenes de uno y otro sexos -en su mayoría, muchachitas- deliraron por estar bien cerca de sus ídolos.

Debieron aguardar por más de tres horas hasta la llegada del dúo reguetonero puertorriqueño y lo hicieron ordenadamente.

La euforia
Pero cuando Wisin y Yandel arribaron, se produjo el caos y el descontrol superándose en varias oportunidades el vallado protector ante la avalancha del público que quería estar aún más cerca de los cantantes. Más de una docena de niñas debieron ser asistidas en una ambulancia instalada en el lugar, debido a desmayos o por haber recibido golpes de la turba.

Pero dentro de la “normalidad” hubo flashes de centenares de camaritas de fotos personales, pedidos de autógrafos, regalos de todo tipo, gritos, y una entrega de afecto que superó todos los cálculos. El manager Edgar Andino se mostró sorprendido por la enorme repercusión popular producida por la presencia de Wisin y Yandel en Argentina. Los medios periodísticos locales destacaron que nunca se observó tamaña demostración de cariño popular de artistas reguetoneros. De lo que Wisin y Yandel pudieron decir y ser escuchados, se destacó lo que mencionó Yandel: “jamás cambiaremos nuestra personalidad, nuestra manera de ser. Así comenzamos a ser queridos, y así seguiremos”.