El bolero se queda sin su reina cubana

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Los escenarios dominicanos acogieron muchas veces a Olga Guillot, la reina del bolero quien falleció ayer en Miami, a los 87 años de edad. Su última visita a República Dominicana fue en abril del 2009, durante el III Congreso Música, Identidad y Cultura en el Caribe, dedicado al “Bolero en la cultura caribeña”, en el Centro León, de Santiago.

Fue en la ciudad cibaeña donde Guillot y su compatriota Omara Portuondo, separadas por la política desde hace casi medio siglo, restablecieron la amistad quebrada por la política desde hacía cerca de 50 años.

“En otra esquina del Caribe, la dama del bolero, Olga Guillot, y la reina del filin, Omara Portuondo, se abrazaron después de 48 años distanciadas espiritual y territorialmente”, publicó LISTÍN DIARIO sobre el encuentro.

El bolero ha sido mi mejor esposo y amante. Y mire que yo me casé cinco veces”.
Olga Guillot, cantante cubana

En un gesto de antología, Omara motivó a Olga para que le acompañara por segundos en la interpretación de “Amiga”, canción que popularizara junto a las desaparecidas Moraima Secada y Elena Burke.

“El bolero ha sido mi mejor esposo y amante. Y, mire que yo me casé cinco veces”, dijo entonces la Guillot, quien admitió que no se arrepiente de haber dedicado su vida a cantar boleros.

Guillot fue la primera cantante latinoamericana que logró presentarse en el emblemático Carnegie Hall de Nueva York.

La legendaria intérprete cubana murió en el hospital Mount Sinai de Miami Beach a causa de un infarto, confirmó a la AP la oficina del médico forense del condado Miami-Dade.

“Con la partida de la diva Olga Guillot se va el alma del bolero”, dijo a LISTÍN DIARIO el empresario artístico Luis Medrano.

“Teníamos una bonita amistad”, agregó Medrano, quien la presentó en el afamado concierto “Los cien años del bolero”, en el 1996, así como en los eventos “Con la magia del bolero” (1997) y “Los grandes amores” (1998).

“Siempre me decía que fue en Santo Domingo donde vivió los momentos artísticos más emocionantes al encontrarse con sus colegas y el público”, añadió Medrano.

Nacida el 9 de octubre de 1923 en Santiago de Cuba, Guillot fue la primera en grabar canciones que hoy son clásicos, como “Tú me acostumbraste” y “Sabor a mí”.

Obtuvo 14 discos de oro y 10 de platino en una época en que “había que ganárselos de verdad”, dijo en una entrevista con la AP en noviembre del 2007, subiendo el tono de su voz y pronunciando con énfasis las “erres”.

Su voz ronca y gutural, sus gestos abriendo exageradamente los ojos y frunciendo la boca, el uso de sus manos al cantar y su presencia sobre el escenario fueron inconfundibles y muy pronto en su carrera se consagró como la Reina del Bolero.

UNA VIDA ENTRE MÚSICA Y FAMA
La fama fue su objetivo desde que tuvo uso de memoria y la alcanzó a través de la música, su pasión más grande. Desde los 13 años, cuando ganó junto con su hermana el segundo lugar en un concurso de canto en La Habana, el aplauso se convirtió en su “droga”.

A los 20 años tuvo la oportunidad de cantar con la gran Edith Piaf en Cannes, pero a su regreso a Cuba nadie le creyó. “Hasta se rieron de mí”, recordó.

Dos años más tarde la diva francesa visitó un escenario de La Habana y, en medio del show, interrumpió su presentación y la saludó. Fue entonces que todos reconocieron cuán lejos había llegado a tan corta edad, según ella misma relató.

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