Tony Curtis, el galán que se convirtió en mito

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Tony Curtis, el rompecorazones que supo pasar de galán en filmes que explotaban su apariencia física a figura indispensable y respetada con más de 100 películas en Hollywood, falleció a los 85 años víctima de un paro cardíaco.

La actriz Jamie Lee Curtis, hija del intérprete y de Janet Leigh, la primera de sus seis esposas, dijo en un comunicado: “Mi padre deja un legado de interpretaciones geniales en las películas y una gran labor con sus pinturas y escritos”.

“Deja atrás a sus hijos, sus familias y a su esposa, que le amaban, respetaban y le eran devotos. También a sus admiradores en todo el mundo. Le echaremos mucho de menos”, añadió.

Curtis, candidato al ”scar al mejor actor por “The Defiant Ones” (1958), por encarnar a un convicto racista que escapa de la cárcel junto a un reo negro (Sidney Poitier), siempre será recordado por su papel de travesti en “Some Like It Hot” (1959), donde formó con Jack Lemmon una de las parejas cómicas más brillantes de la historia.

“Some Like It Hot”, considerada la mejor comedia del siglo XX por el Instituto del Cine Americano en el año 2000, muestra a dos músicos fracasados que, tras presenciar en Chicago, durante la Ley Seca, la matanza del Día de San Valentín en 1929 y ser perseguidos por gángsters, deciden enrolarse en una banda de mujeres y aparentar que pertenecen a ese sexo.

En el filme Curtis besó a Marilyn Monroe, algo que comparó “como besar a Hitler”, tras más de cuarenta tomas esperando a que la diva consiguiera decir el diálogo correctamente.

La carrera de Curtis, una de las más sólidas de la industria, nunca fue respaldada por una estatuilla dorada ni otra nominación, a pesar de actuaciones tan memorables como la de su Albert DeSalvo en “The Boston Strangler” (1968).

Aquél fue un momento de inflexión para él, lo que le sumió en unos años oscuros de drogas y alcohol, como admitió al diario Seattle Times en el año 2000: “Después de aquello, las películas que me ofrecieron no eran particularmente interesantes”, apuntó. “Pero pude hacer frente a los gastos de mis hijos”, añadió.

Hasta aquel entonces, Curtis había sumado un ramillete de películas en las que dejó su particular estampa, ya fuera como joven apuesto y conquistador en multitud de cintas de los años cincuenta, una imagen que comenzó a modificar a raíz de “Sweet Smell of Success” (1957), junto a Burt Lancaster.

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