Estoy absolutamente quieto, estoy seguro de ello, nada sale de mí, no entiendo como es que se fijan tanto, porqué no pasan de largo, porqué no me dejan en paz. ¿Por qué tienen que ponerse allí frente a mí y mirarme de esa manera? Algunos parecen querer herirme, hacerme daño; otros muestran asco, y yo ¿qué les he hecho, qué culpa tengo de su sentir, por qué tengo que pagar su dolor, si no se aman, si no son amados, qué puedo yo hacer? Muy pocas veces se fijan realmente en lo que soy, en lo que siento, más parece que se ven a si mismos. Voy a engañarlos, es posible, ya no voy a dejarlos que me miren más, al principio era magnifico, me sentía inmenso, a mi voluntad podía hacer que se pararan, que se volvieran, no les era posible pasar de largo, pero ahora estoy hastiado, mi luna pesa de tantas historias reflejadas y no contadas, amores perdidos y no narrados, venganzas cumplidas y acalladas. No más, voy a cambiar todo esto.


- Buenas Carmiña, ¿qué hace?
- Qué le parece, recogiendo los pedazos, algún sinvergüenza lo reventó anoche, claro que el borracho del celador dice que se descolgó el solito, flotó, imagínese y rompió en todos estos pedacitos antes de caer al suelo, que loco…

Maltha Rodriguez