Robin Gibb, uno de los últimos miembros del grupo de pop los Bee Gees, murió el domingo. Tenía 62 años.

"La familia de Robin Gibb, de los Bee Gees, anuncia con gran tristeza que Robin ha fallecido hoy tras su larga batalla contra el cáncer y una cirugía intestinal", dijo su representante en un comunicado. "La familia ha pedido que su intimidad se respete en este difícil momento".
 A mediados de abril de 2012, Gibb se encontraba en estado de coma como resultado de una neumonía y, sin embargo, se recuperó y volvió en sí más de una semana después.

A pesar de ser más conocido por canciones como “Stayin Alive” —que ayudó a hacer la película Saturday Night Fever (1977) con John Travolta un éxito perdurable— su carrera había comenzado una década antes.

A pesar de su éxito, la familia no dejaba de tener su cuota de tragedia. En 1988, el más joven de los Gibbs, su hermano Andy, se suicidó. Tenía sólo 30 años.

Hasta su muerte, Robin seguía involucrado en la música, y en el verano de 2011 trabajó en un álbum de concepto clásico, el Réquiem para Titanic, que lo compuso con su hijo Robin-John  —a pesar de que estaba demasiado enfermo con neumonía  para asistir a su estreno en Londres el 10 de abril de 2012.

Gibb también tuvo un papel destacado en la protección de los derechos de los compositores cuando asumió la presidencia de la CISAC, la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores.